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pornostalgia

En uno de los tantos viajes que M.B. debía realizar desde Phoenix hasta el distrito de Chichuachua se detuvo en el desolado pueblo de Naco donde el único negocio prospero, luego de que las torres cayeron, es una taberna en la South Tower Avenue. El lugar es pequeño, pero acogedor, mucha madera y ventanales grandes que ofrecen una hermosa vista de los parajes cercanos al desierto, áridos. Poco a poco, M.B. se fue adentrando en el sitio para formar parte de la variada fauna compuesta por blancos con sombrerotes, activistas planeando festivales de integración racial y uno que otro chicano. Mientras iba cruzando para llegar a la barra escuchaba fragmentos de conversaciones en las mesas, disparates y al alcanzarla, antes de pedir cualquier cosa se percató de que la pared ostentaba una foto poco lucida de Ronald y Nancy Reagan esperando por el desayuno sentados en una de las mesas de la taberna. M.B. vio que no mucho había cambiado desde el tiempo de la foto hasta ahora, casi nada, o nada. Ciertamente la única diferencia con la fotografía era que en ella, en vez de ella misma, había otra foto en blanco y negro de lo mas bonita. Así fue como M.B. se dispuso a dirigirle la palabra a la camarera tras la barra, la de pelo negro largo y grandes pómulos, la cual le respondió que era una foto del mismo lugar tomada horas antes de que el borracho de Patrick Murphy bombardeara por equivocación el pueblo. Abriéndole una botella de cerveza a M.B. sin que este se la pidiera: But it was an accident, el pinche guey se quería cargar al Naco del otro lado de la pared, hay gente que dice que el carbón se asustó cuando vio a su mujer saliendo de… M.B. había escuchado antes del otro Naco, pero nunca le había llamado la atención, ya no quería ver mas mexicanos, eran suficientes los de este lado. Mientras la camarera hablaba la ventana le brindaba un día árido lleno de poca lluvia, viejo, vacío y decadente rodeado en polvo y sol. Por las noches se cruza uno que otro cholito a beber chelas, when they have some cash se tiran a sus perras en el hotel que tiene las paredes de las rooms a prueba de balas ese, le dijo a M.B. Louis, la camarera bajita de pequeños ojos y pechos. Tras semejante comentario M.B. volvió a notar que la piel de Louis aún estaba tersa, que sus oídos eran bien formados, su cintura delineada todavía no empezaba a dar señales de estragos y que otro día más de retraso era válido antes de hacer entrega formal del maletín. Así que le preguntó a Louis levantando la ceja izquierda: con que paredes a prueba de balas?

pic por suok

AQUI...Nadia @ 31.10.07, ,




anotaciones tras
20.10.07

1
Hacer el amor con Hervé Joncour debe ser la cosa mas horrible del mundo, sería como tratar con un hacedor de muñecas: persona delicada y de gustos exquisitos y refinados. No me detuve mucho imaginando y continúe hasta llegar al final, cosa extraña, ya que lo considero un factor importante a la hora de leer el libro. Al terminarlo quedé con una sensación de frescura, esto sin poder comprender ni a su esposa, ni a la japonesa, siendo esta ultima un poco mas considerada por el hecho de imaginar exótico al francés penetrando la tierra nipona en los tiempos de la restricción. Pero es inexplicable que este Hervé Joncour tan poco apetitoso sea el principal en una historia donde el deseo lo mueve todo. Es incomprensible como el relato envuelve y se lea en un día. Esa noche, cuando salí a la calle me pregunté: porque los japoneses extrañan tanto el modo de vida occidental? Porque las niñas van vestidas como muñecas en Harajuku? Esperan acaso a su Hervé Joncour en medio del olor a juguete nuevo de las calles de Tokio? No es mucha la coincidencia?
2
Para mi Rita siempre fue nombre de puta, las circunstancias a mi alrededor lo comprobaron. Pero Rita Ustinóvich, esta muchacha de principios de siglo que vivió en la URSS, era tan enigmática y fuera de los esquemas, tan enfermera que por la sola chispa que le brindaba a la novela la terminé. Si mira, me decían ellos, es importante que leas el libro porque se describe el paraíso ideal de los obreros y campesinos comunistas rusos… y para ser sincera no me gustó. Pero esta niña aguanto mucho al sufrido de Pável que le decía: ¡No, Rita, en lo fundamental no! Ha sido descartada únicamente la tragedia innecesaria de la operación torturante, para poner a prueba la voluntad. Pero, me quedo con lo principal en El Tábano, con su valentía, con su resistencia ilimitada, con ese tipo de hombre que sabe soportar los sufrimientos sin mostrárselos a todos y a cada uno. Estoy por ese tipo de revolucionario para el que lo personal no es nada en comparación con lo común. Y se pasaron el libro en tanta pendejada, solo para echar un polvo al final. O no?

3

Bajo su gran capa Wilbur Whateley tenía numerosos tentáculos. No se atrevió nunca a mostrarlos. Valla que ahora Wilbur tendría algunos contratos para hacer pelis bizarras con mujeres que se dejan grabar practicando felaciones a caballos. Rubias! Listas para ser complacidas por aquel extraño ser blanco con sus tentáculos y sus escamas y su pelaje. Segurísimo que no hubiese sido ese chico tímido y discreto que todos evitaban. Para lastima de este jovencito, nacido en lo mas profundo y temido de un campo gringo que canta oh! Susana todas las mañanas, nunca llegó a imaginar torres gemelas en nueva Inglaterra, ni que se derrumbaron, ni que seis años después el culpable no aparece. No pudo disfrutar de esta pornocracia en las sociedades globalizadas del occidente. Un vil perro lo mató.

AQUI...Nadia @ 20.10.07, ,




direcciones 3
19.10.07

Y me alejo dejando la voz de Abel esparcirse en el viento, como cuchillas que no hieren cuando me rozan, como carnaval en octubre. El se queda suspendido en la gasolinera viendo como regreso, otra vez regreso y no en su dirección. Me voy esfumando de la escena como canción que se termina y todos siguen tarareando. Cuanto me pesa tener que volverlo a hacer, tener que realizar la misma hazaña cada vez que el carro se detiene en la Hostos y ver que su boca sigue estando llena de océanos. Quizás a eso siempre retorno. A esperar que un día termine ahogándose.

Los caminos de vuelta son siempre más cortos, ya están en la memoria los pasos antes dados y el ansia del regreso ya no escandaliza esta otra mitad. Un día de estos pasearé de vuelta a ti Abel. Me siento segura de eso. Iré a derribar tu corazón con un tabaco rubio y me sacudirás tus penas para sanarte de los últimos meses en el que tu andar de todo sur esclavizado se confundía con el de los demás. Probablemente ella ya no esté tan cerca y se halla mudado a la habitación de al lado, como una vez lo hizo y esta vez tu mente ya este acostumbrada a la idea. Probablemente deba yo volver a convivir con la idea de su presencia en todas las conversaciones, de su tumulto en la cama haciendo un hoyo a mi lado, calentando mi espalda, acechando para ir a encender tu boca pequeña con un beso mientras cierro un ojo. Insoportable como el color de los ladrillos de la calle.

Los faroles llenos de hilos se pierden hasta el infinito. Y desde una terraza vacía baja el aroma de Abel en rojo. Me acompaña unas cuadras.

- La última vez que vi tu cara por la tarde no aguantaba las ganas de tocarla.
- Por eso no te volví a telefonear Abel, porque las ganas eran fuertes y las posibilidades tan cortas, el dinero no te alcanzaba para venir del otro extremo de la ciudad a calentarme todas las noches, cuando las ganas se habían convertido en necesidad.
- Y cuando podía hacerlo terminaba durmiendo acurrucado en sus brazos y me daba tanta rabia que tu no dijeras nada. Porque no decías nada?
- Porque no sentía contigo ese miedo que le invade a todo mundo de soñarse con su amante sonriendo de placer arriba de otros ojos.
- Porque no decías nada?

Y vuelvo a dejarlo enganchado del ritmo de la música de un colmado. Abel se me pierde para que siempre lo vuelva a encontrar. La vasija me tumba los hombros, las calles se hacen mas claras mientras me acerco al coche. Lo encuentro en cada par de ojos que pestañan, en cada par de pies delante, en los pares de orejas que escuchan mis lagrimas resbalando… lo pierdo. Me restriegan las ganas los últimos pasos que me faltan por dar, me silencian todas las gotas que empiezan a caer del cielo que allá arriba parece deshacerse en nubes blancas. Corro hasta alcanzar el coche y al abrirlo Abel me espera, recoge de mis manos el bote lleno de gasolina y sin preguntarme empieza a alimentar el carro haciéndome señas para que me resguarde en su interior. Al terminar se detiene en la ventana mojado:

- Porque no decías nada?
- Que bien te sienta la lluvia de la noche Abel y que pronto pasan las horas, faltan quince para que empiece otro día, otra nostalgia me apriete el corazón al recibir otro polizonte creyendo que eres tu andando por mis riberas – enciendo el motor.
- Te vas?…
- Mañana es otro día, regreso a ver si no has terminado de ahogarte.

AQUI...Nadia @ 19.10.07, ,




direcciones 2
16.10.07

Ciudad:
Voy penetrando por tus calles como una sombra que no se presenta, sin nombre, recordando las partituras de una melodía que nunca ha sido escrita. Ahora es tan banal el hecho de que él no esté, de no le encuentre al doblar la mirada en las intersecciones de las vías.

Al faltar dos manzanas se ven claro las luces celestes de la estación. Amarillas, con algunas personas que entretejen la intriga de noche. Nadie me ve acercarme por la calle de atrás. Es la Padre Billini, que no se confundan, la Noel murió mucho mas atrás, cerca del parque de la Independencia en el que tantas tardes me parecieron las mismas cuando esperaba las manos de Abel para cometer las caminatas vespertinas ciudad adentro. Terminábamos rompiendo nuestros dientes con la ilusión de tener los pesos de las cervezas. Y si no, quedaban los besos libres de impuestos para los que nunca nos cansábamos, ni hoy siquiera con otras bocas sabor a almizcle y mucha miel.

El vehiculo se encuentra medio a medio a la calle. No importa por la hora, nadie pasará, nadie intentará quedárselo en ese tramo solitario de la Hostos donde apenas se oyen las pisadas en las horas del día y los adoquines del suelo están como acabados de salir de la tienda. Nadie atentará contra semejante vejestorio aunque sus ruedas traten de llegar vanamente a Juan Dolio. Me espera calladito, sabe que vengo y voy, vengo y voy por tus caminos como haciendote el amor para luego volver sola a casa, en soledad como hoy, sin compañía, como siempre.

Sola me acerco al hombre de uniforme que me mira con esos ojos de Abel arrepentido tras decir malas palabras.

- Buenas noches
- Muy buenas
- Me llena éste por favor?

Y agarra la vasija blanca con sus manos de Abel. Le veo marcar números en la pantalla, coge el tubo negro y llena el recipiente como igual lo hacen sus ojos al verme, todo bajo la luz imponente de sol azteca de los letreros que contrastan con la oscuridad de las calles y el poco andar de la gente.

- Dónde está su auto señorita?
- Un poco lejos… se está riendo…

Me devuelve y rosa mi mano junto a esa caricia tan conocida esperando la explicación del porque he descendido tan pronto aquellos escalones de su piso de mala muerte.

- Abel, si supieras que se me hizo tan duro el miedo que hasta me pareció verle sentado a mi lado derecho, y me partió en dos la burbujita de sanidad en la que pasaban mis días, y cada vez que daba un sorbo de agua me sabía a pura ginebra y quería devolverla y quería abrazarte y nunca estabas…
- Es que ella… pobre que no cuenta con…
- Me apretaba duro el cinturón de la angustia…
- Y me arrimaba a su palpitar del mal gusto en los días como hoy. Vez? Va a llover… los días que va a llover sale ese olor extraño de la boca del otro…

AQUI...Nadia @ 16.10.07, ,




direcciones 1
15.10.07

Ciudad:
Camino por tus calles a media noche… perdida y trabada en cada esquina retorcida, parecida tan íntimamente a la anterior. Me pesa el alma que cargo junto a esta vasija blanca con la que trato de encontrar algo de vida en una gasolinera al borde más lejano del casco colonial. Ya ando por más de media hora. No detengo cuando veo alguna sombra extraña tras los resplandecientes faroles, ni cuando divaga por el aire la orquesta disonante de las hojas muertas de la primavera en el trópico, ni cuando me vienen los olores a hierba, a cementerio o a chocolate de agua hirviendo, ni cuando pienso en Abel.

Sola voy, solo a mi destino cuando todas las pendejadas pasan por una razón y no hay porque preguntarle a la lluvia a causa de que se debe su amenaza de caer o porque el coche está sin combustible dos kilómetros por Montesinos; se supone que antes de acabar estas faenas impredecibles algo pasará… algo que le dará sentir a lo anterior. Posiblemente en la próxima esquina encuentre al indio reclinado del umbral de cualquier puerta, de esas que adosadas a cada hueco en el cemento ríen tratando de mostrar algún secreto oculto e importantísimo guardado recelosamente en el interior de cada casa; las casas coloniales que son así de pequeñas, de coquetas, de españolitas, derrumbándose. Puede ser que sus ojos entrecortados me atraviesen como la última vez.

El día que abandoné al Abel, aunque me encontraba lejos o más: tres pisos debajo de su piso; ya me venía la insoportable culpa de quien se recuesta del suelo y carga la nostalgia del mundo entero. Y quería entonces que comprendiera él que ya no importaban los muchos hijos que nunca pudo concebir con ella, ni que la gran de las veces prefería asomarse por el horizonte de sus sabanas curtidas, o los olores de su cuello querido, los olores que son tan importantes como la sal del dulce de leche que no se siente. Pero se me hizo tarde y la salida cercana. Preferí entonces, y como siempre, la solución más grata para olvidarme a ver esos pómulos andinos que adornan su cara. Y no imaginas lo fácil que se resuelve todo con un poco de ron. Vez? Ahora caminando: un sorbo de ron, se me va olvidando hasta a donde voy. Voy a la gasolinera.

AQUI...Nadia @ 15.10.07, ,




the big lie
8.10.07

nadie me lo dijo... tuve que darme cuenta por mi sola: he perdido los poderes, el incienso pa marear, la merma mas pura... por los caminos lo estoy perdiendo todo. como el crakero que viene a pedir todas las noches: antes de hacer cada cosa el mismo le pregunta a el mismo y al crak, en voz alta, si pueden ir a tumbar un cigarrillo. y le damos un cigarrillo. yo me gano los mios con mentol porque todavia no he matado a nadie. voy creciendo como las plantas, voy aumentando la temperatura junto con el calentamiento global: soy un hombre gris que camina por el conde, soy una mujer bipolar, soy todas las mujeres: estoy a punto de convertirme en eco. las revoluciones de las noches van subiendo la velocidad y lo que antes te pareceria increible ahora es cotidianamente insuficiente. las cosas empiezan por una cosa y nadie sabe como van a terminar, como este pedazo de papel y las canciones de vicentico. es mejor asì, sin una historia particular, sin un comienzonudodessenlace desenlacequesemuereelmalo ylosprotasequedancontodosloscuartos. cuando nadie entiende es mejor, cuando no sabes que se besan tras de ti se disfruta mas la leche. no.... no se entiende....

AQUI...Nadia @ 8.10.07, ,






el apartamento de dos habitaciones:
solitario:
el inodoro tiene manchas incurables:
ayer un coro:
antes de ayer otro:
antes de antes de ayer:
el piso sin el dueño, lleno de panas:
se oye:
en la radio:
__________________
una y malas mujeres cantando:
alguien le declara el amor a otro:
con un vaso y una linea:
los vasos se quedan para mañana:
las lineas:
bueno:
solo quince:
en lo que se queman los rojos:
coca cola y:
comida china:
de la duarte:
los vecinos de abajo se quejan:
pero los monos nunca llegan:
NUNCA:
y los perros por las calles ladran:
porque no hay que comer:
ni leche para los que lloran:
el pueblo pide:
un trujillo para que arregle los problemas:
y no te roben el mp3 player:
al salir del carro publico:
y todo el mundo pueda dormir tranquilo:
mientras los delincuentes negros y haitianos se mueren:
y resucitan a los tres dias:
en la cañada:

AQUI...Nadia @ 3.10.07, ,