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pornostalgia

Frank no es un conejo, no tiene pelos grises ni dientes grandes y blancos. Tampoco tiene la extraña habilidad  de aparecer ante los ojos de un esquizofrénico que no ha tomado sus pastillitas. Frank es simplemente él y como se escucha su nombre. 


Cada mañana Frank hace lo siguiente: al abrir los ojos y despegarse la sabana del cuerpo, echa los pies en la alfombra. Vuelve a cerrar los ojos y coge del suelo la caja de cigarrillos con el encendedor de al lado. Con uno prendido se dirige al baño para hacer de la uno y de la dos, cepillarse, usar la navajita pa aquí y pa allá y luego untarse after shave. 


Siempre hay cigarrillos porque él se encarga cuidadosamente de guardarlos en la noche para no pasar por un susto matutino al encontrar vacía la cajetilla de la Malboro roja; como se está dando el caso ahora. 


En situaciones desesperantes como esta, antes de empezar a sudar frío a las cinco quince de la madrugada, Frank tiene que meditar en voz alta y tratar de redimirse de la culpa de haberse fumado el ultimo cigarrillo con el jumo de la noche anterior.. técnica inservible en el particular caso que está viviendo, porque Frank sabe que antes de dormir vio dos cigarrillos asomarse campantes desde dentro de la cajetilla asegurándole una mañana placentera. 


El cuadro era deprimente, no se atrevía a entrar al baño sin el cigarrillo porque se iba a poder ver claramente la cara en el espejo y quien sabe! Me atrevo a decir que hasta podría llorar. Así que se arropó nuevamente con las sabanas, se tapó los ojos para no tener que ver un ridículo amanecer sin nicotina. Y sabía que en unos minitos el sol empezaría a salir y el no iba a poder evitarlo y esto era peor que ser el drácula del libro de Stoker. Empezaba a entumecerse lentamente y se disponía a entrar en un sueño profundo para olvidar que hoy tocaba reunión y que su dupla había pedido permiso para faltar y que se iban a enojar todos y que iban a pensar que se volvió a poner y que otros preguntarían si regresó con Palma y que un ruido extraño venía sonando desde el baño hace rato.   


Sacó los ojos de la sabana y descubrió que la puerta del baño estaba cerrada, así que no podía ver que provocaba aquel sonido de metal con metal. Tan repetitivo y no parecía querer detenerse.  Empezaban a nacerle unos callitos en los oídos y por mas que tapase las orejas el sonido quería dejar la huella de un tatuaje antes de la invención del lasser. Nunca se imaginó que la falta de alquitrán en la sangre pudiera causar tales efectos. Estaba desesperado con el sol que amenazaba con empezar a salir y el tuc tuc tuc le hacían creer que se encontraba en alguno de los círculos del infierno que no leyó. 


Pero Frank no sería Frank, si con todo en su contra no fuera capaz de pararse de esa cama e ir directamente al baño a detener el ruido, para volverse a echar y dejar a todos esperándolo. Aunque para ser sinceros, Frank ya se estaba cansando de ser Frank y de tener su forma larga y de que todos en la oficina supieran de ante mano que no iría porque su presencia era requerida precisamente ese día. Así que un asesino en serie dentro de su baño no sonaba a mala idea.  Empezó a buscar el sueñito porque sería mejor estar durmiendo para que cuando el hombre se decidiera a salir con el cuchillo afilado en la mano a clavárselo en el pecho, él andar imaginando que pescaba pulpos con la señorita Urbach o esperando a Gago con una botella dorada de whisky  y así la muerte tendría que ser por alguna razón una continuación de sabores alquilados. 


Y así fue como Frank empezó a cerrar los ojos y a caer lentamente, muy lentamente en un lugar con brisa donde la nicotina dejaba de ser importante y astuta. Empezó a sentirse nauseabundo al escuchar desde lejos la voz tranquilizadora de una mujer que le cagaba su sueño al recordarle una y otra vez la falta de pasta dental. Y como Frank no quería morir revocando aquellos esporádicos momentos en los que su abuela le ataba el extremo de un hilo en el diente flojo  y el otro en la manecilla de una puerta para evitar la incontrolable feura de una andana y luego cepillarlo, entonces despertó en medio del sueño y ustedes nunca se podrán imaginar lo que vio...


AQUI...Nadia @ 25.2.09, ,




explicaciones a paty
16.2.09

Mami guarda la navidad en el baúl negro de la sala. Está ahí, calladita e imperceptible esperando otro diciembre con la esperanza de no ser desechada por los adornos de la nueva temporada. Adentro se llevan a cabo una serie de rituales que nadie se imagina.  


Cada semana los pastores salen de la caja de cartón asegurada con masking tape y cruzan desde una esquina a otra para abrir la doble funda reforzada en la que se guardan las luces de colores intermitentes. Las desenredan y mueven las bombillas para que no se oxiden. Tras atender las exigencias de medio día de las luces, pasan funda por funda, caja por caja revisando las necesidades de cada ángel, cada mariposa y cada bola roja; y lo hacen muy bien porque en el fondo saben que nunca, nunca se encontraran con un Santa Cocacola adentro del baúl. Quizás lo guarden en otro lugar, en una gaveta lejana, quien sabe, mientras ellos no tengan contacto con aquella cosa que contagia con su risa la obesidad mórbida, todo marcha bien. 


Así pasa el día, casi nunca hay grandes problemas y cuando los hay siempre aparecen los Reyes Magos que lo resuelven todo con incienso mágico y polvo de oro. Una vez al mes, hacen una fiesta para celebrarle los meses al niño que  nunca crece. Beben vino que se roban del bar, comen pan. Y la noche pasa alegre mientras cantan y bailan junto con un chivo que le falta una pata y una vaca recostada que siempre mira hacia la misma dirección. Y cuando el niño llora, llega la madre junto con el padre y se le pone al lado y el niño no se calla porque quiere leche y su madre es de cerámica barata pintada y su padre es invisible y no lo puede ver.  


AQUI...Nadia @ 16.2.09, ,




for granted
9.2.09



Se fue por la borda la luna de miel rehusada, la que le alquilamos a la pareja de al lado con la excusa de desaparecernos por algunos meses. Lo que sigue a continuación no será fácil de comprender para algunos: entre llamadas de costumbre y besos de ficción para crear los preámbulos, uno de los dos se mirará en los ojos podridos del otro y se dará cuenta de que ya no es necesario otra caricia... para eso existe la lubricación envasada. Entonces cuando el que no se vio acerque el oído al otro pecho y escuche al corazón reventando tras esa capa de piel delgada: con cuanta debilidad hallará aquel hecho tan cotidiano del cual penden una que otra esperanza: y esto señores, es la cosa mas asquerosa que puede pasar porque el corazón es rojo rojito y ya ustedes se podrán imaginar.  


mickey de pinchos y pastillas por bltzie


AQUI...Nadia @ 9.2.09, ,




paradojas de marcos
6.2.09

Eran las diez de la mañana y la desesperación de saber que no tenía nada que hacer le hacía volver a cerrar los ojos para repasar en su mente miles de posiciones con Malena desnudita a veces atada e inventar los tres finales estúpidos con los cuales los guinistas de Lost fasinarían al bucólico público de Alabama y Kentucky.  Así pasó una semana tras otra dentro de las sabanas. Saltaba de la cama solo a cenar y por las noches, daba una vuelta por la cocina y abría la nevera y seducía a un mango o un guineo negro a medio morir para sacarlo de su friolento habitad natural. Ya que los mangos son de carácter más puto, siempre aceptaban irse sin saber que pronto serían torturados por ácidos digestivos y bacterias intestinales luego de ser masacrados por caninos, incisivos y molares. Se los comía y regresaba a las sábanas que lo reconfortaban  de tener una maquina de hacer frío llena de cadáveres, de ser el fiel propulsor  de esta industria de tormento de matas y fertilizantes químicos. 



AQUI...Nadia @ 6.2.09, ,




cinco inches dos
3.2.09











AQUI...Nadia @ 3.2.09, ,